Como ya os he dicho, Lucas tiene 17. Es rubio, aunque se le está oscureciendo el pelo. Tiene unos preciosos ojos, verdes y marrones. A la mitad de mis amigas, (¡pero que digo!), a tres cuartos de mis amigas le gusta. Según ellas está buenísimo, y no es mentira, es algo guapo, pero es muy estúpido a la hora de hablar y comportarse, y eso lo estropea bastante. De todas formas es mi hermano y en el fondo, le quiero. . . pero, muy en el fondo.
Mi otro hermano se llama Josito y tiene 6 años. Aunque suene extraño, creo que me llevo mejor con él que con Lucas. Se, que suele ser al revés, el pequeño siempre da mas lata que el mayor, pero mi familia es un poco extraña. Ya os daréis cuenta, a lo largo de la historia.
Y una vez dicho esto, sigo contándoos lo que pasó en aquella cena.
Llegué y me senté en mi sitio como todos los días, y Lucas tuvo que hacer uno de sus insoportables comentarios.
-¿Es qué hoy también has estado escribiendo bobadas en tus "libros"?- dijo en tono sarcástico y riéndose.
Mi madre, viendo que íbamos a empezar una gran discusión, cambió de tema rápidamente.
-¿Ya os habéis preparado todas las cosas de mañana?
-Yo sí.- dije. - He visto quienes van a estar en mi clase este año y estoy bastante contenta. Por suerte no hay ninguna de las "novias" repipis y pijas que tiene Lucas.- añadí en tono burlón.
Lucas, me fulminó con la mirada. Y me respondió:
-Yo por lo menos tengo, no como tú.
Mi madre me hizo un gesto, para que dejara de discutir. Y luego, dijo que nos fuéramos a nuestras habitaciones.
Ya habréis notado, por los comentarios de Lucas, que yo escribo historias. Pero no son estupideces, ni bobadas como dice mi hermano. Tratan sobre fantasía y aventura. Historias de leones y dragones que pueden hablar y ser amigos. Historias sobre bosques oscuros , en los que viven brujas malas. Historias de princesas y príncipes que se enamoran perdidamente el uno del otro. E historias de hadas que viven millones y millones de años, como esta última que estoy escribiendo. Si lo piensas bien, son tonterías y cuentos para niños pequeños, ¡pero a mi me gusta, y me cuesta escribir esas historias! Y esa noche no iba a dejar que mi hermano se riera de ellas.
Entré en mi habitación y acabé de prepararme la mochila. Cogí mi móvil y mis cascos, me tumbé en la cama y me puse a escuchar música. Mientras tanto estube pensando cómo me iría al día siguiente. Era el primer día de clase después de las vacaciones de verano, y estaba deseando ver a todos mis amigos y amigas. Tenía ganas de darle, a cada uno, el mejor abrazo del mundo. Y tenía muchas ganas de preguntarles a mis amigas como les había ido el verano, y de contarles como fue el mío. En la playa, con ese chico tan especial.
Pensando en esos maravillosos recuerdos y en como sería el día siguiente, poco a poco, sin darme cuenta, me fuí quedando dormida . . .
